Recientemente he visto la peli de Superman de James Gunn y hay un diálogo que me ha dejado pensando acerca de él un buen rato. Si la habéis visto, ya sabréis a cuál me refiero por el título. Si no, lo resumiré diciendo que Lois y Clark tienen una charla sobre qué es punk-rock. Cada uno lo lleva a su terreno y ella esgrime que ser punk-rock es ser contestatario y rebelarse contra el statu quo, con lo que él, que es un tipo sencillo, que confía en los demás y ve sus virtudes no lo es por ser demasiado inocente.

Y no le falta cierta razón, pero con matices. El movimiento punk surgió en una época donde la derecha había resurgido (¿alguna vez ha estado hundida, realmente?) y posicionarse en contra de los valores rancios y casposo del conservadurismo te hacía punk-rock. Ahora estamos en un mundo muy diferente, según se mire. Las redes sociales y estar más en contacto con otros humanos pero con la máscara de la anonimidad y el ambiente ultra crispado nos ha insensibilizado y vemos como algo normal y aceptable soltar cualquier barbaridad a alguien que no sabemos ni qué cara tiene. ¡Y no voy a ir de portador de la luz y la virtud, que yo soy el primero que ha ido por ahí soltando mierda y bilis como si no hubiera mañana!

Pero justamente ahí es donde creo que cambia la situación y donde Lois peca de corta de miras. Cuando casi todo el mundo es así y no paran de echarse mierda encima como si fueran monos, ¿no es ir a contracorriente ser una persona compasiva y que quiere a los demás? Ahora mismo, el mayor acto de rebeldía que puede cometer alguien en redes es hablar de las cosas que le gusta, compartir lo que le hace sentir bien, decir a otros cuánto le gusta lo que hacen o lo bien que se lo pasa con ellos. No se me ocurre mejor referencia que el disco de Idles titulado ‘Joy as an Act of Resistance’ y trata, entre otras muchas cosas, de esto. Además también habla de una forma muy interesante de cómo muchos de estos asuntos son vistos como mariconadas para el José Luis medio, pero es más bien al revés, te hace mejor hombre (en este caso) querer a tu gente, decírselo y ser simplemente alguien empático, no un puto robot o en una versión casposa y cutre de Charles Bronson. 

Incluso la actual temporada de South Park habla de ello. Nuestro querido Eric Cartman, el gilipollas favorito de todo el mundo, se da cuenta que ser un cretino, un imbécil sin opinión cuyo sentido de la moralidad es simplemente en contra de la mayoría y cuyo mayor placer en su estéril existencia es faltar a los más débiles ya no le hace diferente. El resto del mundo ya hace eso, ser un soplapollas es el nuevo estándar, lo que le genera una crisis de identidad que ya veremos por dónde le lleva.

Así que sí, creo que Superman, con su bondad, su humanidad, su cariño y su simpatía le convierte por motivos propios en un punk-rocker tan auténtico que hasta los Ramones le dedicarían una canción.

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