De un tiempo a esta parte uno de los temas más hablados en el mundo del arte son los ɴꜰᴛ. A estas alturas de la película yo creo que la mayoría ya sabremos lo que es, pero para los despistados, es una manera sofisticada de estafar a la gente con contenido digital. Compras un jotapegé a algún artista, ese jotapegé está enlazado con una serie de ordenadores y movidas que verifican que ese archivo es el real, no una copia o un pantallazo hecho por cualquiera. ¿Y para qué se usa eso? Pues, en principio, «para vender arte digital a precios de arte físico». O eso dicen.
Ha habido algunos artistas que se han subido al carro y han conseguido para vender cosas como gifs, animaciones 3D, dibujos exclusivos o cualquier cosa por millonadas. Presuntamente.
Total, que viendo esto, y siendo la gente como es, no han sido pocos los que han aprovechado el tirón para coger obras que otros artistas subían a redes sociales y convertirlas en un enefeté, con el fin de hacerse ricos. ¿Y lo han conseguido? Por supuesto que no. Porque esto al final es como cualquier mercado, tú puedes ponerle a tus pelis de Disney en VHS el precio que quieras en webs de venta, hasta miles de euros, pero eso no quiere decir que alguien te las vaya a comprar. Es más… nadie te las va a comprar realmente.
Aún así, como era de esperar, los artistas cuyas obras fueron enefetadas se preocupaban porque alguien se estaba lucrando con su trabajo, supuestamente. Pero por suerte para ellos, casi todos se han comido una mierda como una casa de grande. Ese mercado es tan especulativo, tan opaco y tan creado por y para timadores, que ni entre ellos se fían y todos los vendedores ponen «sus» obras a la venta esperando que alguien pique, pero no lo hacen porque ven el cebo. Son igual que los hombres de negocios o brokers de Wall Street, pero en versión turbo-virgen y creyendo que por leer ‘El blog salmón’ van a acabar siendo Jordan Belfort.
¿Y por qué digo en el título que me la sudan estos enefetés? No solo porque no tenga ningún interés en vender alguno, sino porque sé que aunque alguien viniera aquí y convirtiera toda mi página en ello, no lo vendería ni por cuatro chavos. Y si lo hiciera, tampoco sería un cliente perdido, porque alguien que es tan reputísimamente subnormal para comprar eso, es alguien que no valora el arte y en primer lugar no me habría encargado una obra única de verdad para él. Porque estos parapléjicos mentales están aprovechando esto con la excusa de «ayudar a artistas a vender sus trabajos», pero creo que somos lo suficientemente mayores como para saber que lo harían con cualquier otra cosa que pillaran por banda, pero decirlo así suena mejor y más digno.
Así que no, el miedo que tienen tantos otros compañeros de profesión por esto es algo que no comparto, porque los mercados de enefetés están llenos de material virtual, sí, pero nadie lo compra. Y los dos o tres tontopollas que lo han hecho han terminado por comerse un zurullo todavía más grande por no poder revendérselo a alguien o pagando una cantidad con la que no podrían ni encargar un digital al dibujante en cuestión, lejos de las cifras millonarias que se dan en blogs y medios amarillistas.