¿Se puede ser un pajillero, hacer contenido por y para pajilleros y que a pesar de ello, te guste? Obviamente sí, pero lo curioso es que cuanto más se divide la sociedad y más se va hacia los extremos, más matices hay. El nuevo debate de la quincena por el que «arden las redes» es, una vez más, dos bandos de simios echándose mierda entre ellos, incapaces de dar su brazo a torcer lo más mínimo o admitir que su adversario pueda tener algo de razón sin ello implica que tenga que admitir que su opinión puede incluir algo que se considere impuro o imperfecto.

La pregunta de verdad era: «¿Es Metal Gear Solid un juego machista?». Y de verdad que me estallan los cojones viendo que hay gente que es incapaz de responder un simple y llano «sí» a esa obviedad, como si eso significara que su juego favorito no se pudiera disfrutar por muchos otros motivos. Necesitan pensar y creen que todo lo que les gusta es una obra magna a la que no se le pueden poner pegas. Argumentos pueriles y simplistas que, una vez más, no hacen sino demostrar que esta gente piensa en binario, en sus cabezas no cabe nada que no sea un sí o un no. Lo curioso es que cuando hablan del juego en sí, suelen enarbolar la bandera de cómo Metal Gear Solid es un homenaje en todos los sentidos a las pelis de espionaje y acción de los 80 y los 90, con sus héroes musculados y solitarios, sus femme fatales, sus diálogos casposos, sus escenas de acción exageradísimas y mil y un tópicos que todos conocemos. ¿Y son malos de por sí? No tiene por qué.

Que todo lo relacionado con los personajes, los diálogos y las escenas de la obra de Kojima huele a armario cerrado deberíamos tenerlo más que claro. Hideo es un mal escritor, es un terrible guionista y sus personajes no hay por dónde cogerlos, tienen la profundidad de un charco, pero los hace tan exagerados y rimbombantes que la mayoría confude eso con cualquier atisbo de carisma. ¿Recordáis la escena de Metal Gear Solid en la que Snake se enfrenta a un enemigo con un trasfondo muy turbio en un entorno cerrado específico para mostrar sus habilidades y, estando al borde de la muerte, demuestra su humanidad contándole a Snake su vida antes de ofrecerle ayuda para poder avanzar? Exactamente, son todos los putos jefes de Fox Hound. Pues eso creo que os puede dar una pista, y no pequeña, del nivel del «genio japonés» (¿sabíais que si escribes un texto sobre Kojima en internet y no incluyes esas dos palabras te pueden caer varios años de cyber-prisión?).

Sabiendo eso, creo que nos podemos hacer una idea de cómo escribiría un personaje femenino. Haciéndolo muy femenino y mucho femenino. Exagerando sus rasgos hasta el punto en el que no queda tan claro si es una parodia de los tópicos de la época o es que el colega simplemente no da para más, y todos sabemos la respuesta a eso… Planos de culos, minijuegos de hacer fotos a las chicas, llamadas por Codec incomodándolas, trajes con los que enseñarlo todo, pero que en el campo de batalla serían poco prácticos, personajes masculinos que están cortados por el mismo patrón (tipo duro que mira al infinito y suelta frases lapidarias), etc. etc.

Uno de los casos más ridículos en la saga de Kojima es Quiet, de Metal Gear Solid V, una asesina silenciosa interpretada por ese ser de luz que es Stefanie Joosten, pero con dos diferencias considerables. Hideo decidió añadirle un par de tetas que ríete tú de muchas actrices porno. Y, ya que estaba, quitarle la ropa casi en su totalidad. Ya en su momento causó revuelo el diseño: «¿por qué una francotiradora letal y con poderes necesitaría ir casi en pelotas en medio del desierto o de la jungla?». Por supuesto, él no tardó en ajustarse las gafas y sonreír con superioridad diciendo que «ya os arrepentiréis de vuestros comentarios en contra de Quiet cuando descubráis su historia y el motivo por el que viste así». Y la verdad es que por un momento casi le creí… ¿Y si va así por… algo? Hasta que llegó el momento de la verdad y gracias a decenas de euros que conseguí estafar a la web de Game, me compré el juego en versión digital para Xbox 360 y descubrir que… Quiet es anfibia… Necesita ir descubierta para respirar y hacer la fotosíntesis, como una puta planta. De ahí que nuestro querido Kojima decidiera que era necesario incluir una escena en la que la francotiradora retozaba en un charco. Si con el ‘facepalm’ que hice en ese momento no me rompí la cara, creo que mi Mike Tyson podría hacerme un rasguño. Fue entre la vergüenza ajena total y la risa de no creerme la soplapollez tan grande que se inventó para esconder que, simple y llanamente, es un pajillero.

Y vuelvo a la pregunta que hacía arriba: ¿se puede consumir un producto claramente hecho por y para pajeros y que, a pesar de todo, te guste? Sí. Claro que sí. Y siguiendo con la quinta entrega de la saga, creo que es el mejor ejemplo de ello: tiene cosas como todo eso de Quiet que dan un bochorno terrible, pero también tiene un montón de detalles de los personajes que me encantan, como el momento en el que Venom Snake le pone las esposas y ella hace el gesto de aceptarlas, aún sabiendo ambos que no sirven de nada porque puede desmaterializar su cuerpo y transportarse a otro lugar. Ella sabe que es mucho más fuerte y poderosa que Snake, pero le respeta lo suficiente. O cuando un helicóptero enemigo les ataca, él es incapaz de acertar, Quiet le hace una señal y el asiente, da un paso atrás y deja que ella tome control de la situación, acabando con el piloto de un tiro perfecto entre ceja y ceja. Poco después de eso Quiet se va a su celda con un meneo de caderas que parece una modelo de Victoria’s Secret, pero así es Hideo. Una de cal, veinte de arena.

Me he comprado MGSV en Xbox 360, Xbox One y PS4 porque no tengo más plataformas, pero volvería a comprarlo y disfrutarlo de principio a fin en cualquier otra, porque a pesar de esas ranciedades, las cosas positivas que tiene el juego, como un control total y absolutamente magistral que hace que manejar al protagonista sea un gustazo. O una cantidad de armas y gadgets con los que hacer las misiones exactamente como queramos, eligiendo ir por la senda de las sombras o en plan «one man army», además de un mundo abierto que yo disfruté bastante, aunque entiendo sus criticismos. Y para resumir: sí, te puede gustar mucho algo y no significa que por ello no puedas verle las aristas. Y del mismo modo, puedes criticar algo porque te parezca incorrecto y pasar un buen rato.

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